Toluca, Méx., 24 de octubre de 2025. El estrés parental es más común de lo que se piensa y sus efectos no se limitan únicamente a madres y padres: repercute en toda la familia. Así lo señaló Brenda Mendoza González, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), quien advirtió que la crianza bajo altos niveles de presión puede derivar en agotamiento, frustración e irritabilidad.
De acuerdo con la especialista, este estado emocional no solo desgasta a los adultos, sino que también se transmite a hijas e hijos, generando conflictos de comunicación y afectando la convivencia diaria.
Estrategias para reducir el estrés
Mendoza González subrayó la necesidad de implementar estrategias de afrontamiento realistas que permitan reducir la tensión y fortalecer los vínculos familiares. Entre sus recomendaciones destacan:
- Autocuidado: dormir lo suficiente y reservar al menos 20 minutos al día para actividades personales como leer, pasear o relajarse.
- Apoyo en pareja: compartir responsabilidades y mejorar la comunicación son claves para una crianza más equilibrada.
- Rutinas estables: establecer horarios para actividades cotidianas, como la hora de dormir, ayuda a generar seguridad y hábitos saludables en los niños.
Lo que no funciona
La investigadora advirtió que prácticas como el uso de violencia verbal o física, los regaños durante momentos de convivencia o la presión por exigir perfección a los hijos deterioran los lazos afectivos y generan mayores niveles de tensión en el hogar.
Una invitación al equilibrio
Finalmente, la especialista hizo un llamado a madres y padres a desconectarse del trabajo y de los dispositivos electrónicos, dedicar espacios de calidad con sus hijos y, en caso necesario, buscar acompañamiento profesional basado en evidencia científica.






















































