Hola Augusto, te pedimos tu apoyo para reportar el siguiente abuso por parte de las autoridades de la UAP Chimalhuacán.
Mientras los 63 espacios universitarios carecen de agua, incluso esta carencia es una de las exigencias a solucionar incluida en muchos pliegos petitorios. Y de la misma manera se han pegado letreros en sanitarios que indican de la falta de agua y se mandan mansajes a los trabajadores como los siguientes:
1.- Buenos días, nuestra Subdirectora Administrativa nos solicita de manera atenta que debido a la escasez de agua cuidemos en extremo su uso y exhortemos a nuestros alumnos a hacerlo.
2.- Buenos días Compañeros! Les informo que desde la semana pasada no contamos con suministro de agua por problemas que tiene ODAPAS con la distribución de agua, por lo que les pido cuidar en extremo su uso.
Entonces resulta indignante que se manden este tipo de mensajes porque, por otro lado las autoridades de esta unidad, cercanas a Pedro Vizuet y compañía, se dan el lujo de tener lavado con toma de agua clandestina.
Nos gustaría que la rectoría nos ayude a saber si ellos ya tenían conocimiento de esta situación, si saben de quién es el negocio, si el dinero entra a las cuentas de la UAEMéx o es otro negocio irregular y turbio como el de la cafetería chafa e insalubre que construyó Vizuete. Sabemos que el encargado de ese negocio es un empleado de mantenimiento basificado.
Y que la coordinadora no salga con que no sabe de esto, porque hasta en las fotos sale su camioneta cuando estaba en el lavado y encerado.
Tienen hasta un tinaco de respaldo para que al lavado de sus autos nunca les falte agua ¿por qué no ponen el mismo cuidado para que no nos falte el agua en los baños? ¿nos tendrán que poner baños junto a su negocio clandestino de lavacoches?
Opinión: Agua para negocios, no para la comunidad universitaria
La denuncia sobre la situación en la UAP Chimalhuacán resulta un reflejo preocupante de la contradicción que viven muchos espacios de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx). Mientras estudiantes, docentes y trabajadores se enfrentan a la falta de un recurso tan básico como el agua, se permite —o se tolera— que surjan negocios privados que, de manera clandestina, acceden sin restricción al suministro.
Por un lado, las autoridades envían comunicados para exhortar a la comunidad a “cuidar en extremo” el uso del agua. Sin embargo, la indignación surge cuando, al mismo tiempo, se evidencia que existe un negocio de lavado de autos que no sufre de dicha escasez. Se trata de un doble discurso que revela un patrón de simulación: se pide sacrificio a la comunidad mientras algunos servidores públicos, presuntamente ligados a Pedro Vizuet y a personal administrativo, mantienen privilegios y beneficios ocultos.
El hecho de que este negocio esté vinculado a empleados basificados y que incluso existan imágenes de vehículos utilizando el servicio, plantea interrogantes legítimas, ¿de quién es realmente el negocio?, ¿los ingresos se destinan a las arcas universitarias o a bolsillos particulares?, ¿existe complicidad por omisión de las autoridades locales?
Más grave aún es la normalización de estas prácticas. Si se instala un tinaco exclusivo para garantizar que nunca falte agua en un lavado de autos, ¿por qué no se tiene el mismo empeño en garantizar el servicio en sanitarios universitarios, donde la carencia afecta la salud, la dignidad y las condiciones mínimas de estudio y trabajo?
La crítica no solo apunta a la falta de transparencia administrativa, sino a la profunda desigualdad que se reproduce dentro de la propia universidad. Mientras a la comunidad se le pide resistir y conformarse, a los allegados al poder se les permite convertir el patrimonio universitario en negocio privado.
La nueva Rectora debe intervenir con firmeza, este caso que es un ejemplo más de cómo los intereses particulares se imponen sobre las necesidades colectivas. La universidad, que debería ser un espacio de formación ética y ciudadana, corre el riesgo de volverse cómplice de prácticas corruptas que minan su legitimidad y su misión social.





























































