La represión en la UAEMéx y la Facultad de Ciencias de la Conducta a 5 meses de huelga estudiantil.
21 de julio de 2020.
Cumplir 5 meses en huelga implican muchas cosas, nos hemos enfrentado a múltiples adversidades, empezando por la poca o nula respuesta de una institución que debería formar profesionales competentes, así como ser cuna del pensamiento crítico, el respeto a los derechos humanos y su garantía en todas las personas.
La Universidad debería ser la institución que por excelencia sea un ejemplar de justicia, de solidaridad, de transparencia, incluso de revolución científica y social. Lamentablemente ese no es el caso de la UAEMéx.
Hoy que FaCiCo cumple 5 meses en huelga, despertamos con un comunicado por parte de la Oficina del abogado general, en el que se lee:
«No obstante, por la normatividad de la Universidad Autónoma del Estado de México y por ser una institución de educación pública, deben ser retirados aquellos que aludian a luchas populares o a algún tipo de ideología política, según se indica en el siguiente párrafo:
en dichas pintas se expresan posicionamientos ideológico políticos, que si bien desde la academia y que conforme a la libertad de investigación y de cátedra pueden y deben ser explorados, analizados, estudiados y enseñados, éstos no agotan en si mismos la pluralidad de las ideas que convergen en una institución pública, contraviniendo, a través de la imposición y difusión de dichos posicionamientos politicos, la abierta y democrática discusión de ideas que integre a todos los sectores».
Es lamentable encontrarnos en una Universidad que no cesa de reprimir las manifestaciones estudiantiles; en este caso, las que tiene que ver con recursos visuales para hacerlo. Para nuestra comunidad estudiantil que ha trabajado durante casi dos años nos resulta casi imposible recordar dos hechos parecidos:
1) El 14 de octubre colgamos una manta en la reja de la Facultad en solidaridad con la comunidad de Antropología que atravesaba por un proceso de denuncia y rechazo a la violencia sexual y de género en su espacio.
La manta estuvo colgada menos de 24 horas.
Días después nos entramos que la orden fue dada por el subdirector administrativo. Cuando se le cuestionó esta acción sus argumentos se basaban en proteger la imagen de la Facultad, ya que se podía prestar a malas interpretaciones (está de más mencionar la violencia que se ejercía dentro de nuestro espacio, sin que lo supiéramos, en ese momento).
2) El 29 de octubre de 2019, integrantes de la asamblea de nuestra Facultad pegamos diversos carteles en solidaridad con movimientos sociales que transcurrían en el mundo en ese entonces. Al día siguiente estos fueron arrancados y «decomisados» por parte de Difusión cultural. Acto seguido, acudimos con las responsables del departamento a cuestionar sus acciones, ya que no era la primera vez que esto pasaba (también se arrancaba todo cartel o aviso que no tuviera un «sello» del departamento de DC, sin importar si eran trabajos académicos, campañas de prevención de abuso infantil, violencia de género, etc.) Se dio pie a un debate que parecía interminable y sin fundamentos suficientes por su parte, dado que sus argumentos se basan en un reglamento aprobado por consejo académico (que no está facultado para eso), así mismo nos leyeron un extracto de la legislación universitaria en el que se decía que no se podía modificar el inmobiliario en función de que dichas modificaciones interfieran con su función, es así que a la fecha seguimos sin entender como unos carteles interfieren con la función de una pared.
Cabe mencionar que esos carteles también contenían extractos de la legislación universitaria, así como leyendas que alentaban a la organización estudiantil.
Les adjuntamos las evidencias de esos carteles:
Así mismo, este no es un caso aislado, ya que se ha dado en otros momentos dentro de nuestra Universidad:
Como cuando retiraron estás pintas comparativas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales:
Estos sucesos no son equiparables a lo que acontece hoy en Humanidades, debido a que sus murales representan gran parte de su lucha estudiantil, de las ideas que comparten y que les hicieron unirse a la huelga, su lucha por construir una mejor Universidad, que a su vez, desemboca en una mejor sociedad. No obstante, hoy sabemos que quedarnos callados o calladas no ayuda, solo alimenta a la represión en la Universidad, también es un recordatorio de las veces que se han aprovechado del poder que les da un cargo para pretender silenciarnos.
Le reiteramos nuestra solidaridad y apoyo a la comunidad estudiantil de la Facultad de Humanidades; así mismo condenamos las acciones tomadas por parte de la administración de la Universidad, aún más tendiendo en cuenta que estos fueron acuerdos tomados para la entrega de sus instalaciones. Como parte de la comunidad de la Facultad de Ciencias de la Conducta conocemos en carne propia sus faltas a acuerdos, aún bajo escrito.
De igual forma hacemos un llamado a las administraciones, que se reivindiquen y dejen de condicionar las posturas políticas dentro de la universidad a conveniencia, ya que estas no solo se hallan en los partidos políticos, sino que también se presentan en organización y toma de decisiones, así como en la comunión de ideas y manifestaciones o protestas de cualquier tipo.
¡Dejen de borrar la memoria colectiva e interferir con nuestra identidad estudiantil!