El 2 de octubre de 1968 permanece en la memoria de México como una herida abierta y, al mismo tiempo, como un recordatorio del valor de la juventud universitaria frente a la injusticia. En Tlatelolco se demostró que la represión, que silenció cuerpos, jamás logró borrar las aspiraciones legítimas por la libertad, la justicia y la democracia. Las voces silenciadas entonces siguen resonando hoy en cada generación que se une para exigir un futuro distinto.
Dentro del ámbito universitario, esta fecha se percibe como una herencia que nutre la lucha por la libertad de expresión, de opinión y de prensa, derechos que en 1968 fueron reprimidos y que hoy debemos defender como pilares de la vida académica y de la sociedad democrática. Callar voces, censurar ideas o reprimir la protesta estudiantil solo repetiría errores del pasado que no debemos permitir.
Que a los estudiantes que defienden sus ideales con firmeza, y a las autoridades que tienen la responsabilidad de escuchar, esta fecha les invite a reflexionar y coincidir en que no se debe permitir que impere la lógica del enfrentamiento ni de la cerrazón, en ninguna de las partes, ya que la universidad es, por esencia, espacio de pensamiento, debate y construcción colectiva. Solo retomando el diálogo se podrá garantizar que la protesta se convierta en propuesta, y que la indignación se transforme en acción que fortalezca a nuestra casa de estudios.
Que el recuerdo del 2 de octubre nos inspire no al silencio ni al miedo, sino a la valentía de hablar, a la madurez de escuchar y a la sabiduría de acordar. Porque honrar la memoria de las voces silenciadas en 1968 es también aprender de ella. Nunca más la represión, siempre más diálogo, siempre más universidad.
Finalmente, espero que la limitada libertad de prensa del 68, nos lleve a reconocerla como como una deuda histórica que aún hoy nos recuerda la necesidad de defender el derecho a informar y a ser informados, pues en mi opinión, ahí se encuentra una de las herramientas más poderosas contra el silencio, la opacidad y el abuso del poder.