La gestión adecuada de los residuos sólidos urbanos, de la basura, es fundamental para mantener la salud de la población. Su disposición en sitios controlados y, sobre todo, no controlados implica una enorme variedad de riesgos ambientales que incluyen la contaminación del agua superficial y subterránea, el suelo y el aire, principalmente por la escorrentía de los lixiviados, es decir, los líquidos resultantes del aplastamiento y proceso de fermentación y descomposición de materia orgánica y su consecuente combinación, por ejemplo, con compuestos químicos como medicamentos y metales.
El monitoreo constante de los lugares en los que se realiza la disposición final de los residuos sólidos urbanos como los rellenos sanitarios es fundamental para garantizar la correcta gestión de dichos residuos y, por supuesto, minimizar los impactos ambientales en suelo, agua y aire, protegiendo así la salud pública.
En este sentido, un equipo de investigadoras del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) y estudiantes de posgrado realizan el monitoreo de rellenos sanitarios como el ubicado en el municipio mexiquense de San Antonio La Isla.
Al respecto, la profesora e investigadora de la Autónoma mexiquense, Ivonne Linares Hernández, detalló que en la actualidad trabajan en este relleno sanitario, no en la parte de la gestión de los residuos sólidos sino en el impacto que genera el manejo de ellos al medio ambiente, poniendo especial atención en el análisis de la calidad del agua.
En tanto, la profesora e investigadora universitaria, Verónica Martínez Miranda, sostuvo que este trabajo se realiza con la participación de estudiantes de la Maestría y el Doctorado en Ciencias del Agua y la Maestría y el Doctorado en Ciencias Ambientales, así como un grupo de trabajo multidisciplinario de expertos, cuyos conocimientos y experiencia les han permitido observar los cambios que ocurren en el entorno natural.
Y es que los lixiviados arrastran una gran cantidad de compuestos, incluidos aquellos presentes en los sólidos, que atraviesan para incorporarlos, finalmente, al agua, suelo y la atmósfera, principalmente compuestos orgánicos volátiles, macro orgánicos y metales pesados como el mercurio, el plomo y el arsénico.
Martínez Miranda refirió que la composición de los lixiviados que se generan en un relleno sanitario varía con respecto al tiempo. Primero van a tener una carga muy elevada de la degradación de los materiales orgánicos, van a ser lixiviados ácidos, que tienden a disolver, a incorporar posteriormente a los metales.
“La combinación de los residuos, lo que llamamos basura, genera que los metales se vayan disolviendo y con el tiempo van a irse al subsuelo y, por lo tanto, a incorporarse al agua que estamos consumiendo, por ejemplo”, afirmó la investigadora de la UAEMéx.
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