Con el propósito de avanzar en la identificación de la detección temprana del cáncer cervicouterino, Gauddy Lizeth Manzanares Leal, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), examina bacterias presentes en el cuello uterino desde un enfoque de perspectiva de género.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer de cuello uterino ocupa el cuarto lugar entre los tipos de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo. En México, la Secretaría de Salud federal identifica que, desde 2006, se ubica como la segunda causa de muerte en las mujeres.
El enfoque central de este trabajo conduce a la detección de los genotipos de alto riesgo del Virus del Papiloma Humano (VPH) que desencadenan el desarrollo del cáncer cervicouterino y su relación con la presencia de bacterias cervicovaginales, lo que impacta en las estrategias de prevención temprana. Por ello, la académica resaltó que el principal objetivo es la búsqueda de bacterias indicadoras de la infección y la patología para desarrollar intervenciones menos invasivas que el papanicolau, en las que las pacientes se sientan involucradas con su salud ginecológica.
Este proyecto surgió por la colaboración con el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), en el que observan, a través de las pacientes, la existencia de diversos factores que pueden llevar a que una mujer desarrolle cáncer cérvico uterino. Uno de los factores es la microbiota, es decir, las bacterias y microorganismos que viven a nivel cervicovaginal.
“Lo que queremos ver son las bacterias que están a nivel cérvicovaginal y que podrían promover que el Virus del Papiloma Humano (VPH) se quede instalado, que cause una infección y se desarrolle el cáncer o, al contrario, que haya una bacteria que nos proteja, forme una comunidad e impida que el Virus del Papiloma Humano, sobre todo el de alto riesgo, se instale”, precisó.
La investigadora resaltó que también se observará el efecto de las bacterias en la respuesta a los tratamientos antineoplásicos, cuyo objetivo es atacar las células cancerosas, ya sea eliminándolas directamente o interfiriendo con su capacidad para crecer y propagarse, con el fin de reducir la carga tumoral, controlar la progresión del cáncer y mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Finalmente, Manzanares Leal, destacó la presencia de la mujer en la ciencia y la inspiración para que se sumen a esta labor universitaria: “Las mujeres que estamos ejerciendo la investigación mostramos la transformación que se está dando y la apertura que se nos brinda para que, progresivamente, cada vez más mujeres, cada vez más niñas se sientan involucradas, piensen que también pueden hacerlo y que seamos aún más las que estamos haciendo ciencia”.