(Guía práctica para el sometimiento y la manipulación de los jóvenes)
Gustavo Ripalda.
La falsa o desviada “libertad de expresión” es y ha sido un peligro y una enfermedad para la sociedad, en la cual, existen personas comprometidas que la combaten con la verdad y las buenas costumbres, que tienen la convicción de que todo aquel que se desvíe de la verdad y sus valores será enemigo de las sociedad, de la sana convivencia y de la razón. Así, cuando alguien se atreva a levantar la voz ante las injusticias que se cometan, se empleará la denostación y se le clasificara como violento.
El pensar de manera distinta a lo establecido por la sociedad y sus autoridades no lo convierten automáticamente a un individuo en un peligro para la sociedad; se le consideraría un peligro si tales falsedades y mentiras las compartiera con los demás; ensuciándolos, contagiándolos y engañándolos, desviando el verdadero significado de la libertad de expresión Ya que algunos jóvenes que emplean la pablara “libertad”, la convierten en un sofisma para atacar a nuestra sociedad y a nuestras autoridades, y van en contra de nuestra verdadera libertad de expresión, que es creer en lo establecido, enaltecer a nuestra autoridad y a nuestra sociedad. –Si cuestionan, es ataque; siempre es mejor mantener las cosas en silencio-
¡Es necesario el castigo y la censura!, si expresan algo estos jóvenes perdidos que va en contra de las buenas costumbres, son necesarias las sanciones (castigos) para evitar que dañen la sana convivencia de la sociedad. Por eso, si tienen esos pensamientos, invitarlos a respetar a los demás (censurarlos y castigarlos con fuerza para dar el ejemplo). –La sana convivencia siempre se basará en que no cuestionen, no piensen por sí mismos. Si cuestionan al sistema, se les llamará reaccionarios y tendrán que ser vigilados de cerca, por lo tanto tenemos que enseñarles a que se auto censuren-
Preguntaba un joven -¿Por qué no podemos expresar lo que sentimos y lo que en realidad pensamos?- Porque los jóvenes no están preparados, sus pensamientos son exuberantes e inmaduros, no podrán ir en contra de la sociedad para siempre, es mejor desarrollar las verdaderas virtudes, la obediencia y la pasividad. Es mejor adaptarse a las circunstancias, aceptar y entregarte a la verdad que te rodea.
-¿Qué pasa cuando los jóvenes no se quedan callados y empiezan a cuestionar?- Eso se vuelve un peligro para la sociedad y las buenas costumbres, y además, esos jóvenes desviados tienen intereses oscuros, ocultos, por algo lo hacen, por algo cuestionan, todo es en virtud de una agenda desconocida para denostar a la autoridad, a las buenas costumbres y a la sana convivencia de nuestra sociedad. –Si cuestionan y se expresan en contra, decir que tienen intenciones obscuras; es como una obra del mismo Kafka-
Entonces, las estrategias cuando uno de los jóvenes es contagiado por esa terrible enfermedad son combatirlos y aislarlos; pobres jóvenes, peligrosos e infelices. La misión es contener a esa gravísima enfermedad que azota a la sociedad de nuevo, la “libre expresión”. Cuidemos que los jóvenes sanos no se contagien de las opiniones y pensamientos falsos, desviados y engañosos.-Bloquea sus medios de comunicación para que no los utilicen y evitar que se expresen; no permitas concentraciones masivas de jóvenes para evitar que se organicen, y logra que sus pares estén en contra de ellos, manipulando a un grupo de jóvenes para que difundan mentiras y campañas negras en su contra-
Debemos educar a los jóvenes para que en esa violenta etapa de la vida, aprendan a obedecer a la autoridad y no se desvíen del camino de los valores de la sociedad. Así, desarrollarán esas virtudes perfectas y se les mutilará de por vida esa peligrosa capacidad, pensar por sí mismos; convirtiéndose así en jóvenes sanos. Si se hace de esta manera, en su edad adulta serán defensores de lo establecido y serán virtuosos, es decir, obedientes y dependientes.
Inculcar que no se debe cuestionar a la autoridad y a la sociedad, inculcar que el cambio inicia por uno mismo -Así únicamente se preocuparan por ellos mismos y no serán solidarios-. Por lo tanto, si se erradica la falsa, desviada “libre expresión”, no podrán deformar las virtudes de la sociedad que serán implantadas en ellos, ni de manera espiritual, ni en el entorno que los rodea, pues no hay nada que cambiar, ya que todo funciona correctamente. –Nosotros somos los que decimos qué es bueno y malo-
Alguien dijo que los jóvenes llevan genéticamente y es parte de su composición biológica esa desviación. Es necesario encontrar la cura para ello y negarle a su naturaleza desviada que florezca y se desarrolle en esos años de vida juvenil, ya que podrá amenazar a nuestra sociedad; si no se detiene, no se podrá contener en la vida adulta y serán peligrosos e infelices, enemigos perpetuos de la sociedad y de sus autoridades. En cambio, si se logra erradicar y prevenir el desvío de pensamiento, serán felices y vivirán plenamente, ya que el obedecer a la autoridad sin cuestionarla, aceptar la verdad y nuestra realidad sin tratar de cambiarla, son partes inherentes de nuestra naturaleza humana.
–Por último, invitar (de manera sutil y no directa) a los jóvenes con lo siguiente– Inicien un cambio en su persona para alcanzar las virtudes de nuestra sociedad. Aléjense de cualquier idea de “mejorar” su entorno, ya que ustedes no tienen la capacidad para lograr algo así; dedíquense únicamente a lo que les toca como individuos: trabajar. Sean individuos comprometidos con ustedes mismos y no se preocupen por los problemas de los demás, ya que esa no es su tarea.