Alfredo Barrera Baca, manifestó que iniciarán las jornadas informativas sobre la deforma “reforma” de Ley de la UAEM, ahí manifestó que “si los estudiantes no están de acuerdo, dicha ley no se impondrá”.
Pero ¿cómo creerle tal aseveración a alguien que llegó al cargo por medio de un proceso en el que los representantes obligados y órganos de gobierno, se saltaron la consulta a la comunidad universitaria, a pesar de que la Ley vigente señala que las mayorías debían ser consultadas?
Otro punto que llama la atención es que se está resaltando como parte central de la supuesta “reforma” el aumento de años al cargo del rector, porque en cuatro años no se pueden realizar proyectos de «largo alcance». Si tomamos en cuenta los permanentes candidatos únicos, veremos que es irrelevante que sean 4 o 6, porque la aparente imposición de los jeques universitarios, se vuelve garantía de continuidad de lo que el anterior dejó pendiente. Con cualquier heredero sería el mismo resultado. Habría que recordar lo expresado por un profesor de la Facultad de Economía.
En días anteriores varios ex rectores han saltado a defender las modificaciones a la Ley universitaria. Sus argumentos parecían de paleros, ninguno dio elementos convincentes ni datos duros de sus guiones.
Así que la comunidad universitaria tendrá que estar muy atenta para que la autoridad no les haga de chivo los tamales como en el caso de la elección del rector (si aún no te enteras da clic en este texto con toda la información).
Mi opinión es que las autoridades universitarias estarán buscando la mínima participación de los alumnos (sería una agradable sorpresa ver lo contrario), pero van a declarar “unanimidad” de apoyo por parte la comunidad estudiantil. Sí, igual que en el proceso de elección al rector en el que, aunque era notorio el rechazo de las mayorías, ganó Baca por “unanimidad de votos”, aun en dónde no se reunió ni una sola firma.
Antes de una supuesta consulta sobre los cambios a la Ley, deberían aprender a hacer procesos electorales con estricto apego a la misma. Pues no tiene caso cambiar una ley que, a la luz de las evidencias, se usa según la conveniencia de minorías de poder y no de las mayorías.
Propongo que se haga público el documento en el que se especifique puntualmente cada uno de los cambios y su justificación para proponer el cambio. De evitar la máxima publicidad, de esa información tan supuestamente importante, quedaría la percepción de otro acto simulado.