Por: Augusto López.
Son varias las decisiones pésimas y arriesgadas que Alfredo Barrera Baca ha tenido dentro de su deslegitimada administración, y en estos días puso nuevo récord, interponiendo un amparo para paralizar la llegada del nuevo contralor, Victorino Barrios Dávalos.
Todo indica que fracasará de nuevo, pues ya no hay ánimos de soportar más berrinches y las respuestas no se han hecho esperar, la más relevante es la del presidente de la JUCOPO, Maurilio Hernández, quien dejó muy claro que, si para el jueves se mantiene la actitud de impedir que se realice el proceso de entrega-recepción de la contraloría, la Legislatura procederá jurídicamente y acudirá a la Fiscalía General de la República, para que intervenga ante el desacato del rector, ya que se incurre en responsabilidad penal, pues se está cometiendo un delito.
Es evidente que el proceder del ilegítimo Baca no solo no dará los resultados planeados, sino que le podría generar severas consecuencias penales.
Después del contundente ultimátum por parte de Maurilio Hernández, seguramente Barrera Baca trabajará horas extras para salvarse de la catástrofe que se le avecina.
En este punto una estrategia salvavidas que ha ejecutado, es la de reunirse con el Arq. Alberto Benabib Montero, presidente del Comité Coordinador del Sistema Anticorrupción del Estado de México y Municipios, buscando respaldo a su postura de iniciar un nuevo tramite en la 60 Legislatura y para ello ordenará al Consejo Universitario que lo avale en presentar otra iniciativa de reforma a la Ley de la UAEM supuestamente sería a los artículos 24 y 39.
Mucho maquillaje para tapar conductas tendientes a presionar a los legisladores, para que le cumplan sus caprichos o se atengan a las consecuencias.
En este punto ya no es una posibilidad que el GEM entre al rescate de un rector que ha generado problemas y confrontaciones innecesarios.
Hoy más que nunca Barrera Baca está solo, y todo indica, que antes de concluir la semana se le pondrá un alto a sus conductas señaladas como delincuenciales, si decide continuar por el mismo camino.
Si no da marcha atrás, su suerte estará echada, pero parece que no le cae el veinte. Así que con Baca se podría comenzar a desgranar la mazorca de los rectores enfermos de poder, que son enemigos, cuasi declarados, de la transparencia y la rendición de cuentas.
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