El Órgano Interno de Control en la Universidad Autónoma del Estado de México, impuso suspensión al ex-rector Alfredo Barrera Baca, al ex-secretario de Finanzas, Javier González Martínez y al actual secretario de Finanzas, Octavio Crisóforo Bernal Ramos.
La medida implicaría la suspensión de sus labores por una quincena, durante la cual dejarían de percibir su salario y estaría motivada por la falta de pago del ISR del año 2019, o bien, por el uso de recursos distintos para realizar el pago referido, posiblemente por haber utilizado recursos propios y no los del presupuesto asignado para ello.
Se trataría de una decisión histórica, un mérito del Órgano de Control Interno del que esperamos más información en los próximos días. Por lo pronto, se infiere que el motivo de la suspensión tiene que ver con una acción realizada en el último año de la administración pasada y está relacionada con el incumplimiento de obligaciones fiscales.
Si bien pudiera parecer que es una acción pequeña, es importante verla en el contexto general, pues no se trataría del primer caso seguido por el Órgano de Control Interno que tiene consecuencias, ya que se ha visto que funcionarios universitarios, entre ellos, directores y exdirectores, quienes, a pesar de haber concluido el periodo de su encargo, han tenido que devolver dinero que quedaron a deber durante su gestión, y que habrían utilizado para uso personal. Lo cual es destacable en una cultura en la que la impunidad le apuesta al olvido.
Por supuesto, las cosas no quedan ahí, habrá que esperar lo que tengan que decir o las acciones que vayan a emprender los funcionarios suspendidos, quienes fueron recientemente notificados de la decisión, gana la universidad en cuanto a transparencia y rendimiento de cuentas y se espera un pronunciamiento de la rectoría en torno al tema y, en su caso, los ajustes necesarios para garantizar el manejo impecable de las finanzas universitarias y además, la debida atención a las y los estudiantes que actualmente tienen clase con quienes deberán ausentarse por estas dos semanas en las que finaliza el semestre.
Esperamos que el Órgano Interno de Control siga con estos avances y que cuide sus filas para evitar infiltraciones que pudieran favorecer a los sancionados, entorpeciendo esta búsqueda de transparencia y justicia que toda la comunidad espera y necesita.
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