Las piñatas son ícono de la cultura mexicana, nos dan reconocimiento a nivel internacional. En el extranjero relacionan esta artesanía con las fiestas y alegría de nuestro país, afirmó Mary, mientras casi con cariño sus dedos daban forma al papel china con que decoraba una piñata que aún estaba a medio hacer.
María Guadalupe Goytia Rivas, egresada de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública del Centro Universitario Texcoco de la Universidad Autónoma del Estado de México, es artesana de piñatas.
En la explanada del palacio municipal de Acolman, donde se instaló un pequeño mercado con motivo de las fiestas decembrinas, la ganadora del Premio Estatal de la Juventud 2022 en la Modalidad “Arte Popular” expone y vende sus creaciones.
Mientras quitaba el sobrante de engrudo de sus manos, la joven de 24 años sostuvo que “los jóvenes somos pieza clave en la preservación de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, y para ello podemos recurrir al uso de herramientas como las redes sociales y los medios de comunicación”.
La joven, originaria de la localidad de Tepexpan, en el municipio mexiquense de Acolman, platicó que la elaboración de piñatas era para su familia una tradición. “Mi familia es muy grande y recuerdo que desde que era niña hacíamos piñatas para todos. Eran con olla de barro y no para venta, pero todos participábamos”, dijo.
Sobre su mesa de trabajo, hizo a un lado el papel china y las tijeras con las que trabajaba y refirió que desde hace aproximadamente tres años se dedica “profesionalmente” a la elaboración de esta artesanía.
“Asistí a diversos talleres en los que aprendí a trabajar con diferentes técnicas. Aprendí las tradicionales de Acolman y luego otras como la cartonería, que paulatinamente incorporé a mi trabajo. Integré otros materiales y fui adecuándome al mercado, a las necesidades de los clientes. Incluso, durante la pandemia empecé a vender mis productos a través de redes sociales y, posteriormente, creé una página de internet”, dijo.
La elaboración de piñatas para combatir la violencia de género
En medio de piñatas terminadas y por hacer, Mary afirmó que la capacitación permanente fue fundamental para que se animara a ofrecer talleres de elaboración de piñatas a niños y mujeres, con los que ha recorrido todo su municipio y ha visitado otros como Toluca, San Martín de las Pirámides, Texcoco, Atenco, Teotihuacan y Chiconcuac.
“Empecé con los talleres hace poco más de año y medio. Autoridades municipales me invitaron a impartir talleres en diversas comunidades y delegaciones de Acolman. Además, es una actividad que nos permite hacer activismo con niñas, niños, mujeres y hombres, en escuelas, en casas hogar, con adultos mayores; son un abanico de oportunidades”, aseveró.
Mary indicó que los talleres para decorar piñatas se ofrecen a grupos de 15 a 20 niños de 6 a 12 años de edad, incluso en casas particulares. “He ofrecido hasta dos talleres al día, ya que ahora no solo es en la época navideña, sino con motivo del Día del Niño, Día de las Madres, el inicio de la primavera y en el mes de septiembre. Enseñamos a elaborar piñatas tradicionales y de tambor, que son más comerciales y se utilizan en cualquier tipo de fiesta, con formas de superhéroes o princesas, de cualquier personaje”.
Con enorme satisfacción, que se adivinaba en sus ojos, ya que cubría la mitad de su rostro con un cubrebocas, refirió que los talleres también se ofrecen a mujeres en situación de violencia, principalmente económica. “Les enseñamos a hacer piñatas desde cero, con la finalidad de que generen un ingreso y que no dependan económicamente de sus maridos. La elaboración de piñatas es una actividad muy noble, porque la mayoría de los materiales son reciclados y solo compras lo decorativo. En general solo se usa periódico y engrudo, así que es más el detalle y el trabajo”, afirmó.
Por otra parte, destacó, la elaboración de piñatas también fortalece mucho la relación familiar. Por ejemplo, en Acolman es un tema familiar, de generaciones, en el que intervienen padres, hijos y nietos. “En mi casa integramos a toda la familia. Inició como un negocio de mi madre y yo, pero luego mi padre y hermana nos empezaron a ayudar; toda la familia se integró. Es muy bonito porque en las tardes y noches se integra toda la familia en la sala, haciendo diferentes cosas, platicando, conviviendo, generando ideas, poniéndonos de acuerdo para los talleres”.
Afirmó que la elaboración de esta artesanía, cuyo origen se remonta a las culturas prehispánicas, te cambia la vida, el ánimo; es una terapia, una solución para la ansiedad y el estrés. Así, por ejemplo, en las mujeres víctimas de violencia se aprecia con claridad la evolución y paulatinamente sus piezas trasmiten una energía diferente, a través de las técnicas y colores que usan, que dejan ver su personalidad y estado de ánimo.
En este mismo sentido, sostuvo que la cultura del pueblo y la de las propias familias define mucho las piezas, ya que los colores representan muchas cosas, hablan mucho de la personalidad y ánimo de las personas.
Finalmente, María Guadalupe Goytia Rivas invitó a los jóvenes y adultos a “conocer la historia de esta artesanía y aprender sobre su elaboración para que la tradición se preserve y pase de generación en generación, a conservar la cultura de nuestro estado y país, a sentir orgullo de nuestras tradiciones y cultura”.
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