La estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales, Alma Regina Dávila Sámano, indicó que lamentablemente, debido a que los rellenos sanitarios bien diseñados implican altos costos de instalación, operación y mantenimiento, la gestión de residuos sólidos urbanos se queda a nivel de sitios controlados y no controlados y menos de la mitad de los residuos llega a sitios adecuados, a un relleno sanitario, y en diferentes regiones es frecuente encontrar tiraderos a cielo abierto.
“En sitios no controlados, que es otro tipo de depósitos a los que se llevan los residuos sólidos urbanos, los lixiviados se filtran directamente al suelo y llegan a los cuerpos de agua que se ubican en los alrededores, así como al suelo, por ejemplo, a campos de cultivos”, afirmó Dávila Sámano.
Sin duda, la correcta gestión de los residuos sólidos urbanos minimiza los impactos ambientales en agua, suelo y aire, y, en consecuencia, protege la salud pública.
Tal es el caso del relleno sanitario de San Antonio La Isla, donde diariamente se reciben un promedio de 750 toneladas de residuos sólidos urbanos de un total de 14 municipios mexiquenses, entre ellos, Toluca, Metepec, Lerma, Xonacatlán, Otzolotepec, Calimaya y San Antonio La Isla, y donde se tiene un estricto control sobre los residuos peligrosos.
El gerente del Relleno Sanitario de Red Ambiental en San Antonio La Isla, Alfonso Mora Benítez, explicó que luego de recibir los residuos sólidos urbanos, de manera informal, el personal de pepena separa principalmente PET, plástico y cartón.
“Luego se procede a su disposición, al vertido y, posteriormente, al barrido de los residuos y compactación y, al término, a su cobertura. Tenemos una red de cárcamos de lixiviados que conducen todos los fluidos a las celdas para posteriormente ser recirculados con una pipa”, precisó.
En este tipo de sitios para la disposición final de los residuos sólidos se realiza un gran trabajo; sin embargo, son pocos los lugares que existen con estas características y no cabe duda que en los hogares es donde se puede realizar un trabajo fundamental para reducir la contaminación por lixiviados. ¿Cómo? Separando la basura.
Al respecto, Ivonne Linares Hernández subrayó “la necesidad de una mejora en cuanto a nuestra cultura ambiental, básicamente desde estudiantes de nivel preescolar y primaria comenzar este trabajo arduo porque, como podemos observar, el mayor trabajo es precisamente separar la basura”.
Cabe destacar que, en diversos ámbitos, este equipo de investigadoras del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua de la Universidad Autónoma del Estado de México lleva a cabo trabajos relacionados con la calidad del agua.
Así, trabajan en el tratamiento de aguas residuales de efluentes textiles en los municipios de Santa Cruz Atizapán y Almoloya del Río; en el saneamiento de agua de pozo para consumo humano mediante el uso de cascarón de huevo, principalmente en los municipios de Lerma y Santiago Tianguistenco, y en el tratamiento de lixiviados contaminados con fármacos en rellenos sanitarios, el tratamiento de aguas residuales industriales y el uso de energía solar en el tratamiento de aguas residuales.